MARTES 13 DE ¿LA SUERTE O LA YETA?
RECONCILIARSE CON EL ESPEJO
Es cuestión de actitud tomar la vida con amor, onda positiva y sacudirse de todo lo malo. Depende de uno que un martes 13 o un día cualquiera sea malo o bueno, claro que el mundo gira y hay cosas que no se pueden evitar, pero uno es el que decide como enfrentarlas.
Nadie cambia de la noche a la mañana, pero con pequeñas cosas uno puede ir mejorando su día, su estado anímico, en pocas palabras empaparse de pire pora. No es una cosa que uno compra, uno tiene que sacar del tuétano, es decir, de lo más profundo suena romántico decir..del corazón..pero en realidad es de la cabeza.
Para comenzar un buen día podemos reconciliarnos con el espejo, mirarnos de frente, empezando con los ojos para ver el alma, o la esencia de cada uno, no hay que tener miedo a ver lo que se esconden más allá de las pupilas. Recorrer cada centímetro del rostro, palpar si están secos o no, para darle una lavada de agua fresca, antes de entrar a la ducha tibia o fría. Abundante jabón por todo el cuerpo, que se pegue ese aroma a cítrico o floral... depende de cada gusto.
En fín, empezar el día con el pie derecho, en paz y armonía con uno mismo. Todo depende de esa reconciliación con el espejo. El resto, es pan comido.
Es cuestión de actitud tomar la vida con amor, onda positiva y sacudirse de todo lo malo. Depende de uno que un martes 13 o un día cualquiera sea malo o bueno, claro que el mundo gira y hay cosas que no se pueden evitar, pero uno es el que decide como enfrentarlas.
Nadie cambia de la noche a la mañana, pero con pequeñas cosas uno puede ir mejorando su día, su estado anímico, en pocas palabras empaparse de pire pora. No es una cosa que uno compra, uno tiene que sacar del tuétano, es decir, de lo más profundo suena romántico decir..del corazón..pero en realidad es de la cabeza.
Para comenzar un buen día podemos reconciliarnos con el espejo, mirarnos de frente, empezando con los ojos para ver el alma, o la esencia de cada uno, no hay que tener miedo a ver lo que se esconden más allá de las pupilas. Recorrer cada centímetro del rostro, palpar si están secos o no, para darle una lavada de agua fresca, antes de entrar a la ducha tibia o fría. Abundante jabón por todo el cuerpo, que se pegue ese aroma a cítrico o floral... depende de cada gusto.
En fín, empezar el día con el pie derecho, en paz y armonía con uno mismo. Todo depende de esa reconciliación con el espejo. El resto, es pan comido.
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