“Cambió mucho, ya no es el mismo que me enamoró”

 

LO QUE CALLAMOS

¦ Domingo, 8 de Septiembre de 2013 » 

 

 

(Foto ilustrativa.) “Cambió mucho, ya no es el mismo que me enamoró” - Ampliar -

La distancia fue creciendo entre los dos, de un día para otro su marido comenzó a prologar sus viajes al interior hasta que encontró unos mensajes comprometedores en el celular de otra mujer.

Hola licenciada Rocío, siempre leo las historias que te escriben y quería compartir mi caso, si se puede, quiero saber qué puedo hacer porque mi marido me dejó. Estoy muy triste porque fue de mi lado, aunque seguimos comunicados por mensajes, pero ya no es lo mismo.

Este mes, el 26, tendríamos que haber celebrado juntos nuestro décimo aniversario de casados; sin embargo, estamos separados.

Nos conocimos en Asunción, ninguno de los dos teníamos nada, nuestra primera casa fue de cartón, y de a poco fuimos comprando para nuestras cosas juntos, cuando él no podía yo le ayudaba y así salimos adelante.

Después nos peleamos por culpa de una mujer y vendimos la casa de material que ya llegamos a construir en los años que estuvimos juntos. En principio ambos estuvimos de acuerdo en vender todo y mudarnos en otro lugar menos caro, ahora, yo no sé si todo fue un pretexto para que él pueda estar con la otra, la chica es de Villarrica y sé que tiene un hijo. Por su trabajo viaja constantemente al interior, yo siempre le pedía que me llevara con él, pero no había caso y me ponía montón de trabas.

Desde que él empezó a viajar hacia la zona de Guairá, cambió mucho conmigo, mentía, no contestaba mis llamadas, cuando estaba en casa mantenía apagado su celular y en la intimidad tampoco era ya el mismo hombre que me enamoró.

Empezó a frecuentar cada vez menos la casa, hasta que llegó a venir cada 22 días nomás ya, llegaba un sábado a las 6 de la tarde y domingo ya volvía a viajar en la madrugada. Siempre me llamaba o mensajeaba a cualquier hora, pero igual yo me sentía sola, me tenía tan abandonada mi marido...

Un día sin pensar revisé su celular y ahí encontré todos los datos de la mujer, y los constantes mensajes de tono cariñoso que se enviaban a mis espaldas, yo le reclamé pero al final él niega todo de mí, hasta ahora. Él viajó nuevamente no sin antes decirme que era mejor separarnos porque ya no aguantaba, que necesitaba estabilidad emocional que conmigo no tenía.

Eso lo que no entiendo de él porque yo siempre busqué la forma de salvar mi matrimonio, siempre estuve a su lado y lo trataba como rey en la casa. Estoy muy dolida, ahora recién le pedí que hagamos terapia y él me dijo que puede ser. Siempre me pregunta por mensajes cómo estoy, si qué hago o con quién estoy, pero no me dice nada seguro de que volverá a mi lado. ¿Qué puedo hacer?, la verdad me siento muy triste.

SALVA, DE CURUGUATY, 31 AÑOS

RESPUESTA: Por más que te duela, tendrías que sacar fuerzas de lo más profundo para salir adelante, por más que se dé la reconciliación o finalmente cada uno tome un camino diferente, vos no podés cargarte con toda esa angustia encima.

Si había una relación de dependencia, si era como tu armadura contra la soledad, de necesidades de aprobación no superadas, es hora de cortar con esas ataduras emocionales. A veces una separación también es una oportunidad para iniciar una nueva etapa de tranquilidad, con una pantalla de opciones que se abren para vos.

No digo que te desamores de un día para otro sino que abras los ojos y te des cuenta que el mundo no se acaba, que al contrario es algo normal, parte de un proceso lógico cuando alguno de los dos ya no está contento dentro de la relación. Lo ideal es pasar por un proceso de terapia, darse un espacio para enfrentar los miedos y asumir responsabilidades, pero no por mensajes de texto o el feisbu sino en vivo, nada puede reemplazar al contacto directo.

Necesitan ese momento de autenticidad juntos para recordar lo compartido, ver si existen cosas que cambiar y si quieren intentarlo de nuevo o sienten que ya probaron todo para salvar la relación y aún así no hay marcha atrás, así ante cualquier decisión que adopten no habrá arrepentimiento, ni dolor, ni culpa.